Las cosas u objetos que poseemos
pueden disfrutarse de forma más intensa cuando los compartes con otros. Un buen
ejemplo es un balón. En solitario, el balón puede servirme para entretenerme un
rato. Pero está claro que el disfrute con él es mayor cuando me junto con otras
personas, organizo dos equipos y comenzamos un partido. Lo mismo sucede con mis
virtudes o habilidades. Si alguien es bueno en matemáticas le va a servir personalmente
en la vida y eso es fantástico. Pero fíjate qué maravilloso placer puedes
sentir, si esa habilidad matemática te mueve a explicarle cómo se resuelve un
problema a un compañero de clase con dificultades. ¿Has pensado que alguna de tus
habilidades puede beneficiar a otros?
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